La actitud y el saber hacer en la dirección de gestiones deportivas.

Por Miguel Ángel Humanes, Director Académico Escuela Nacional de Equitación 

Cuando pensé en escribir este artículo, contemplé que había muchos más temas de interés para desarrollar, pero en alguno tenía que centrarme. 

Estas humildes reflexiones están basadas en mi larga y dilatada experiencia y me gustaría que os ayudasen en vuestro día a día. 

Hay un tema perdido, algunas veces olvidado y muy poco tenido en cuenta en la gestión del deporte, pero en mi opinión muy importante: LA DIRECCIÓN Y COORDINACION DE PERSONAS. 

De nada sirve una excelente planificación y gestión deportiva con objetivos de calidad, rentabilidad, profesionalidad, con seguridad, con formación exquisita, con previsiones presupuestarias, con sistemas de control etc.… Si no somos conscientes de que LA GESTIÓN DEL DEPORTE, (como en cualquier otra gestión empresarial), se basa en el trato continuo entre y con personas, y que el éxito de nuestro trabajo depende, en gran medida de la calidad profesional y HUMANA de las personas que lo llevan a cabo.  

De no ser así, el fracaso, unido a la conflictividad será una amenaza constante, cayendo en la desmotivación y acabando con las fuerzas que habría que dirigir en alcanzar los retos.  

Para conseguir nuestras metas se precisa esfuerzo, entendimiento, empatía, compañerismo y motivación continua y mutua. 

Puede parecer un tema fácil y elemental, pero en la práctica no es así. 

La capacidad de dirigir personas es un arte en el que se precisa, además de formación, SENSIBILIDAD y capacidad para EMPATIZAR, capacidad para entender, para comprender, para compartir, para alegrarse del éxito ajeno y aprender de él, y para exigir cuando es preciso. 

Estas capacidades no se aprenden desde la escuela de formación. Son innatas, influidas  por el entorno familiar, cultural y social vivido. Y es en este terreno en el que podemos hacer mucho por educar en esta sensibilidad desde el deporte. 

Hay que valer. De nada sirve simular un interés por las personas que forman un proyecto, una entidad. Un interés simulado, inexistente, causa sin duda, peor efecto que el trato directo inadecuado.  

Me estoy encontrando con muchos Directores, Gestores, Coordinadores, que son expertos en hacer que hacen y no hacen nada. 

Javier Lasunción dice, con todo sentido “se equivocan totalmente los directivos que centran su actividad profesional en conseguir unilateral y exclusivamente los objetivos económicos y de sus empleados. Estas personas no están en la empresa sólo para aportar su trabajo a cambio de una remuneración económica”. 

La calidad en la gestión de los recursos humanos garantiza en gran medida el éxito en el alcance de los objetivos de la empresa. Lo contrario está abocado al fracaso antes, o después. 

Un buen dirigente deportivo precisa entre otros aspectos: 

  • Crear un ambiente de trabajo alegre y cómodo. 
  • Conversar con todo el personal, detectar inquietudes y conocer propuestas. 
  • Conocer al personal, conocer sus cualidades y capacidades. 
  • Gestionar la rentabilidad en el trabajo. 
  • Trato agradable, educado y con respeto. 
  • Seducir al personal profesional y personalmente, no sólo con la vía económica. 
  • Potenciar la vocación de servicio y atención al cliente. 
  • Integrar a las personas. 
  • Proyectos atractivos. 
  • Delegar. 
  • Potenciar la iniciativa del personal. 
  • Pensar la posibilidad de crecimiento constante profesional en el puesto de trabajo. 
  • Reconocer, agradecer, elogiar, felicitar. 
  • Madurez y firmeza. 
  • Detectar conflictos y motivaciones. 
  • Corregir actitudes y situaciones incorrectas. Que los profesionales no detecten que todo vale. 
  • Saber decir NO cuando hay que decir NO y hacerlo razonablemente.  

Puede parecer fácil, pero en la práctica, si analizamos las organizaciones y entre ellas las deportivas, podemos detectar alta desmotivación por falta de reconocimiento, por remuneración inadecuada, por falta de criterio, por falta de liderazgo, por falta de tacto… etc. Y todo esto, afecta a la calidad del servicio que reciben todos aquellos que hacen uso de esas instalaciones, al cuidado de los animales, al bienestar en general. Conseguir que los profesionales sean felices en un centro, es garantía segura de éxito para todos.   

No debemos olvidar, por tanto, que, igual que se exige calidad humana y profesional al dirigente deportivo o empresarial, es precisa la misma exigencia de respeto, atención y compañerismo entre los empleados, entre los compañeros, entre las personas y los usuarios, los clientes, los deportistas  

Como alumno, quizá te preguntas porqué esto te afecta.   

Es bien sencillo, si vas a un lugar donde sabes que las personas están siendo bien tratadas, con respeto y consideración, sabes que muy posiblemente tus profesores y las personas que cuidan de los animales se sientan bien allí. Harán su trabajo con más cariño y dedicación, porque desde el primero hasta el último, lo harán por amor a los caballos, a los alumnos y al lugar al que pertenecen.   

La buena gestión es la base para tener buenos profesionales y una buena calidad para los alumnos.   

Una de las cosas que más valoro en los dirigentes deportivos es la sonrisa, la capacidad para sonreír y hacer reír.  

Por encima de la inteligencia y de la formación tenemos que valorar a los compañeros de trabajo, jefes, y dirigentes que ofrecen, ante todo, su sonrisa, como ACTITUD ANTE LA VIDA y el trabajo, y que son apoyo y espejo que animan a seguir trabajando con la ilusión precisa. Y esa ilusión y actitud positiva, se trasladará a cada rincón, afectando a todo y todos.  

Gracias a las personas, los proyectos tienen VIDA y ÉXITO.   

Estas personas suelen ser inteligentes, educadas y formadas.  

¡Qué curioso!  

Miguel Ángel Humanes Aranda  

Máster Universitario en equitación 

Director Académico Escuela Nacional de Equitación 

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